Pensar en el trabajo más peligroso de los EEUU nos puede dar como resultados una larga lista. Bomberos, científicos nucleares, policías, mineros, submarinistas, en fin. Pero en los EEUU hay otra labor que es tan peligrosa como cualquiera de las que hemos mencionado. La misma es ser Presidente de la nación.
Desde que los EEUU es república muchos de sus presidentes han sufrido atentados de los cuales unos cuantos no han vivido para contarlo. Solo el 9% de los mandatarios estadounidenses han fallecido de acuerdo a su posición. Lo que resumen que es un trabajo de alto riesgo. De muchos beneficios, pero de grandes desventajas.
El trabajo más peligroso
Por ser uno de los mandatarios más importantes del mundo, el Presidente de los EEUU constantemente está en la agenda pública. Declaraciones, decisiones, conversaciones con otros mandatarios, conflictos que tiene con las naciones orientales, en fin, una larga lista de características que ubican este cargo en un punto álgido respecto a su infinidad de consecuencias.
Los asesinatos más conocidos de Presidentes de los EEUU han sido sin duda el de Abraham Lincoln y John F. Kennedy, pero, a esa lista se suman James Garfield y William McKinley, quienes en sus respectivos años vivieron sendos atentados que acabaron con sus vidas y sus mandatos presidenciales.
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Abraham Lincoln
En 1865, un 14 de abril, justo después de terminar la Guerra Civil, el presidente Abraham Lincoln sufrió un atentado. John Wilkes Booth, actor y seguidor de los Estados confederados, fue quien con arma en mano le disparó en la parte superior de la cabeza al entonces presidente. Lincoln luego de mantenerse alrededor de nueve horas en coma, falleció. En simultáneo otros conspiradores tenían la misión de asesinar al Vicepresidente y al Secretario de Estado, Andrew Johnson y William Seward, respectivamente.
El autor de la muerte del primer Presidente de los EEUU asesinado, fue fusilado 12 días después por soldados de la Unión.
John F. Kennedy
El otro presidente que aún es recordado y dolido por los estadounidenses luego de su asesinato, es el trigésimo quinto mandatario, o comúnmente conocido como John F. Kennedy. Su muerte fue luego de 98 años del asesinato de Abraham Lincoln.
El 22 de noviembre de 1963, en Dallas, Texas, Kennedy sufrió de un atentado que cobró su vida en manos de Lee Harvey Oswald que fue arrestado, pero no obtuvo sentencia ya que dos días después de su detención fue asesinado por Jack Ruby. El juez Warren determinó que ambos hombres participaron de manera individual, pero en 1979, el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos anunció que pudo haber existido conspiración para lograr la muerte de JFK. Luego de décadas el tema sigue siendo debatido y sin conclusiones aparentes.
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James Garfield
Otro presidente asesinado, aunque poco conocido, fue James Garfield quien sufrió un atentado en 1881. Se convirtió en el segundo presidente de los EEUU asesinado. Garfield murió tiroteado mientras bajaba de un tren en Baltimore, pero falleció 11 semanas después del terrible hecho. Su asesino, Charles J. Guiteau aparentemente sufría de trastorno de bipolaridad y se encontraba molesto con el Presidente por no haber sido tomado en cuenta para un cargo público en Francia.
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William McKinley
Iniciando el nuevo milenio, en 1901, William McKinley, vigésimo quinto presidente de los EEUU, fue tiroteado en el Templo de la Música en Nueva York. Pero luego de ocho días en convalecencia, falleció. El autor intelectual de su muerte fue el anarquista Leon Czolgosz. Convirtiendo a McKinley en el tercer presidente asesinado.
Por ello, muy a pesar de poseer unos beneficios inimaginables para la persona que ocupe ese cargo, la seguridad debe ir en paralelo a los intereses de quien tome el poder. Ser presidente de los EEUU requiere de una preparación única y de un equipo singular, pero para morir solo es necesario estar vivo.
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