Cuando se trata de hacer viajes en avión todos tenemos el típico ritual personal. Unos se persignan, otros llevan amuletos, muchos evitan volar en determinadas fechas o con cierta aerolínea. Algunas personas necesitan tomar calmantes o una copa de vino para “relajarse”. La verdad es que lo único que significan esas actitudes es que somos un poco nerviosos. Sin embargo, el asiento que preferimos en el avión sí dice mucho de nuestra personalidad.
El asiendo cerca de la ventana proporciona una buena vista y la oportunidad para dormir una buena siesta (porque recostarse sobre el pasajero de al lado, si no lo conoces, NO es para nada aceptable). Por otro lado, el asiento del pasillo significa tener salida rápida al baño y más oportunidad para estirar un poco las piernas. ¡Qué dilema!
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¿Ventana o pasillo?
En una entrevista para el medio The Telegraph la doctora Becky Spelman, con una especialización en psicología, comenta que aquellos pasajeros que prefieren sentarse del lado de la ventana tienden a ser personas egoístas, mientras que aquellos que se sientan hacia el pasillo son personas más «sociables«. Quizás de esos pasajeros inquietos (por no decir fastidiosos).
Spelman señala “los pasajeros que prefieren la ventana son propensos a ser controladores, les gusta estar siempre a cargo. Tienen un pensamiento que se centra en ellos mismos y se irritan con facilidad. Les gusta vivir en su burbuja”
La psicóloga conductual Jo Hemmings está de acuerdo con el planteamiento de Spelman y agrega “los pasajeros a los que les gusta el asiento cercano al pasillo, por lo general son más sociables y comprensivos. No son muy dados a dormir mientras viajan así que prefieren conversar”
No hay nada que decir acerca de aquellos pasajeros que prefieren sentarse en el medio. Es muy probable que la razón sea que nadie en el mundo entero escogería ese asiento, todos estamos de acuerdo con que es una pesadilla.
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